viernes, 27 de febrero de 2015

A propósito de Dios



Al inicio de este curso, me encontraba leyendo “Solaris” de Stanislaw Lem. Allí encontré esta joyita:

“- (…) No soy especialista en historia de las religiones y tal vez no haya inventado nada. ¿Sabes, por casualidad, si existió alguna vez una fe en un dios... imperfecto?
Snaut frunció las cejas.
- ¿Imperfecto? ¿Qué quieres decir? En cierto sentido, todos los dioses eran imperfectos, una suma de atributos humanos magnificados. El Dios del Antiguo Testamento, por ejemplo, exigía sumisión y sacrificios, y tenía celos de los otros dioses... Los dioses  griegos,  de humor belicoso, enredados en disputas de familia, eran tan imperfectos como los hombres.
Lo interrumpí.
- No, no pienso en dioses nacidos del candor de los seres humanos, sino en dioses de una imperfección fundamental, inmanente. Un dios limitado, falible, incapaz de prever las consecuencias de un acto, creador de fenómenos que provocan horror. Es un dios... enfermo, de una ambición superior a sus propias fuerzas, y él no lo sabe. Un dios que ha creado relojes, pero no el tiempo que ellos miden. Ha creado sistemas o mecanismos, con fines específicos, que han sido traicionados. Ha creado la eternidad, que sea la medida de un poder infinito, y que mide lo una infinita derrota.
Snaut titubeó, pero ya no me mostraba esa desconfiada reserva de los últimos tiempos.
- El maniqueísmo, antaño...
Lo interrumpí.
- Ninguna relación con el principio del Bien y del Mal. Este dios no existe fuera de la materia, quisiera librarse de la materia, pero no puede...
Snaut reflexionó un instante.
- No conozco ninguna religión de ese tipo. Esta especie de religión nunca fue... necesaria. Si te comprendo, y temo haberte comprendido, piensas en un dios evolutivo, que se desarrolla en el tiempo, crece, y es cada vez más poderoso, aunque sabe también que no tiene bastante poder. Para tu dios, la condición divina no tiene salida; y habiendo comprendido esa situación, se desespera. Sí, pero el dios desesperado ¿no es el hombre, mi querido Kelvin? Es del hombre de quien me hablas Tu dios no es sólo una falacia filosófica, sino también una falacia mística.
- No, no se trata del hombre —insistí—. Es posible que en ciertos aspectos el hombre se acomode a esta definicn provisional, y también deficiente. El hombre, a pesar de las apariencias, no inventa metas. El tiempo, la época, se las imponen. El hombre puede someterse a una época o sublevarse; pero el objeto aceptado o rechazado le viene siempre del exterior. Si sólo hubiese un hombre, quizá pudiera tratar de inventarse una meta; sin embargo, el hombre que no ha sido educado entre otros seres humanos no llega a convertirse en  hombre.  Y el  ser que  yo... que  yo concibo.. . no puede existir en plural ¿comprendes? (…)”

martes, 17 de febrero de 2015

GUIÓN DE LECTURA: "EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN"

En este texto (El porvenir de una ilusión) de 1927, Freud pone a la civilización/cultura en el diván. Analiza nuestras neurosis colectivas como grupo, que se manifiestan de modo paralelo a nuestras propias neurosis individuales. Ciertas manifestaciones culturales –en especial, la religión- aparecen como síntomas de esta patología, que ha de ser analizada.
El propio título de la obra ya da una pista sobre el planteamiento que va a seguir: el POR-VENIR sugiere un modelo temporal según la linealidad moderna y presenta la “ilusión” a la manera de la parousía cristiana, el anuncio de un nuevo “mesías laico”; la ilusión es la religión, que debe ser sustituida por la ciencia, que no lo es. Esta misma linealidad temporal se percibe en el Prefacio: estamos limitados en nuestra predicción del futuro por cómo percibimos el presente y lo poco que sabemos acerca del pasado.

A partir de este marco general, Freud presenta al paciente, la civilización/cultura humana, bajo dos aspectos complementarios:
  • el primero es la técnica que utilizamos para controlar la Naturaleza hostil y obtener los bienes necesarios de ella;
  • el segundo son las organizaciones de poder que controlan las relaciones con los demás y la distribución de dichos bienes.

La cultura/civilización ha de ser defendida contra los individuos que se muestran generalmente hostiles y limitados: existe una falta de amor al trabajo y a la cultura, y una imposibilidad generalizada de renunciar a la satisfacción de los instintos. Se ha avanzado mucho en la técnica (primer aspecto) pero muy poco en las organizaciones de poder (segundo aspecto). Para llevar a cabo esta defensa de la civilización/cultura la clave, entonces, no es la economía sino la psicología (las experiencias de la primera infancia son cruciales porque forman a los niños para amar a la civilización).

Una regulación social (es decir, una moral o una ley) es una prohibición, una forma de represión interna de los instintos por parte del SUPER-YO colectivo. Los resultados de los impulsos insatisfechos por las prohibiciones son las frustraciones. A través de generaciones de condicionamientos externos, las prohibiciones son internalizadas y forman el superyó colectivo (Leviathán). Esto proporciona un cierto grado de estabilidad a la civilización, aunque las revueltas de clase pueden ser creadas por las prohibiciones que limitan excesivamente a las clases o naciones más desfavorecidas.

Las manifestaciones artísticas pueden también satisfacer los instintos narcisistas individuales y colectivos, por una forma de identificación espiritual (de sublimación).

Ahora bien, el aspecto más importante sin duda de la psicología colectiva de una cultura son sus ilusiones religiosas. Desde una interpretación hobbesiana, Freud entiende que la civilización es necesaria para protegernos de los demás y de una naturaleza cruel, que ocasiona daños constantemente. En un intento de aliviar nuestra ansiedad, le hemos atribuido características humanas a esa parte de la naturaleza que no podemos controlar. Freud propone una analogía entre el proceso de maduración del niño, que teme a la figura del padre, quien además le protege, y la Naturaleza humanizada por nuestra civilización, que nos reprime y nos protege a través de las divinidades. Nuestros primeros dioses fueron animales, pero rápidamente los cambiamos por dioses-madre (como la figura de la madre es el primer amor para nosotros como niños); eventualmente, los cambiamos por padre-dioses, y luego por un padre-dios (monoteísmo), como la figura del padre pronto se demuestra más fuerte que la figura de la madre en la infancia.

Las funciones que se le atribuyen a la divinidad son:
  • espantar los temores hacia la Naturaleza;
  • marcar nuestro destino y reconciliarnos con él;
  • compensarnos de nuestros dolores, privaciones y frustraciones.
Ahora bien, analizada la doble vertiente explicativa de la religión: el “creo porque es absurdo” (Tertuliano) y el creo “como si…” (alegorías joánicas), la conclusión es que se trata de un planteamiento irracional; en ningún caso son conclusiones del pensamiento (tampoco provienen de la experiencia sensorial) y de ahí que se nos presenten como dogmas, es decir, son ILUSIONES = realizaciones de los deseos. Freud sostiene que esta afirmación no parte de un planteamiento ateo a priori, es decir, del deseo de desacreditar a Dios, sino más bien es el resultado de la aplicación de un método neutral, científico (psicoanalítico) de observar el fenómeno religioso.

Finalmente diagnostica que la religión es una neurosis obsesiva de la colectividad humana (que, como la del niño, proviene del complejo de Edipo). Abandonarla supone el mismo momento fatal del crecimiento/maduración…pero ha llegado el momento “civilizatorio” de matar al Padre Dios. El tratamiento que Freud propone para el paciente/creyente es el mismo que propone para el niño: no ocultarle la verdad racional pero írsela desvelando paulatinamente; en otras palabras, la civilización irá sustituyendo la religión por la ciencia (Si las prohibiciones son entendidas como procedentes de los hombres, podrían ser mejoradas más fácilmente que si proceden de lo divino).

Conclusión: alegato final a favor del “dios logos” (la diosa Alétheia). La ciencia, aunque en ocasiones falle en sus remedios ante las hostilidades de la Naturaleza, sigue progresando y, por tanto, no es una mera ILUSIÓN; lo sería si pretendiera llegar a donde no puede acceder, si se extralimitara. Finalmente –como veíamos al inicio- Freud anuncia la llegada de un nuevo Salvador = la ciencia (entre las que se halla la ciencia psicoanalítica).


Como con Marx, se pasa de la sospecha de una ilusión religiosa a la culminación del ideal científico/positivista de la modernidad (Nietzsche dirá: “de nada habrá servido matar a Dios, si aún seguimos creyendo en la gramática”…)

PSICOANÁLISIS

Definición por niveles:
  • un método de investigación: interpretación;
  • un método terapéutico: neurosis;
  • una teoría psicológica.
Objeto: inconsciente.
Método: interpretación de asociaciones libres.
Finalidad: fortalecimiento del YO; equilibrio psíquico.
Concepción del aparato psíquico: Dado que concibe el psiquismo como formado por sistemas con características y funciones distintas, dispuestos en determinado orden, Freud utilizó el concepto de tópica.

a) Primera tópica: el psiquismo está formado por los sistemas consciente y subconsciente (preconsciente e inconsciente).

Contenidos conscientes: son datos inmediatos de la conciencia, responden a las leyes de la lógica y están gobernados por el principio de realidad, por lo que busca la adaptación al mundo exterior. Mediante el sistema percepción-conciencia, está dirigido hacia el mundo exterior, aunque también es capaz de atender a los estímulos procedentes de la vida psíquica interior.
Contenidos subconscientes: sólo pueden ser inferidos pues el sujeto no es consciente de ellos; no les afectan las leyes de la lógica ni categorías como el tiempo y el espacio. Están regidos por el principio del placer (inclinación a la realización inmediata del deseo, y con ello de la gratificación), del que la realización alucinatoria del deseo es una de sus principales manifestaciones. Son de dos clases:
  • Los sujetos a represión (dinámicamente inconscientes)
  • Los inconscientes en un momento determinado pero que pueden transformarse en conscientes porque no son reprimidos por el sujeto. Son los contenidos preconscientes.
b) Segunda tópica. Estructura del aparato psíquico:
  • Yo: se identifica con el consciente y representaría la razón y el sentido común: se gobierna por el principio de realidad.
  • Ello: se corresponde con el inconsciente, depositario de los instintos y gobernado por el principio del placer. Desorganizado, emocional, oscuro y difícilmente accesible.
  • Super-yo: procede de la introyección  (incorporación de algo exterior) de las figuras de los progenitores, tal como eran vividas en la niñez y depositarias de lo que está bien y mal (principio del deber). Incluye elementos conscientes e inconscientes. La culpa se produce cuando la conducta entra en conflicto con el super-yo.
Freud creyó que existe una relación antagónica y conflictiva ente las tres instancias. El yo debe buscar la armonización y acaba sirviendo a "tres severos amos":
  • A la realidad; fracaso = angustia real.
  • Al super-yo; fracaso = angustia moral.
  • Al ello: fracaso = angustia neurótica.
El objetivo del psicoanálisis es robustecer el yo, hacerlo más independiente del super-yo y ampliar su dominio sobre el ello. Es como el auriga del mito del carro alado de Platón, que debe dominar a los caballos de las pasiones nobles y bajas. Esta necesidad de fortalecer el YO puede derivar en formas de EGOÍSMO.

El planteamiento freudiano propone un modelo de “trasvase” de energía a la manera de los vasos comunicantes, en el que la energía es la libido y el motor que pone en marcha el necesario desequilibrio para que el aparato psíquico funcione es la pulsión de vida, a la que posteriormente añadirá la de muerte.

Libido: forma de energía; tiene su origen en el ello. En un primer momento la concibió como energía específicamente perteneciente a los instintos sexuales (al ello, por tanto). Después supuso que el yo también la poseía, aunque derivada de la del ello. Etapas del desarrollo de la libido (cuya fuente de placer libidinal es, respectivamente,  la estimulación de la boca, el ano, el pene y los genitales. Su exceso y falta de gratificación pueden provocar trastornos en la vida adulta), que van desde el nacimiento a la adolescencia y coinciden con el desarrollo de la personalidad (aparato psíquico) del sujeto en la infancia (perverso polimorfo: el niño como sujeto “sexuado”):
  • Oral (0-2): predominio del ello;
  • Anal (3): predominio del ello;
  • Fálica (3-6): envidia de pene o angustia de castración; complejo de Edipo/Electra: aparición del superyó por miedo al castigo…
  • Etapa de latencia (6-12): en ella  las demandas libidinales quedan latentes.
  • y genital (12-fin adolescencia): termina de configurarse el yo.
Los instintos/pulsiones: en su formulación final, Freud defendió la existencia de:
  • Instinto/pulsión de vida (Eros), cuya forma de energía es la libido.
  • Instinto/pulsión de muerte (Thánatos): impulsa hacia la desorganización, la muerte. El tipo de energía que le corresponde recibe el nombre en algunos textos de "destrudo".
Durante este proceso de configuración del aparato psíquico, el ello pone en marcha energías descontroladas en forma de deseos (complejo Peter Pan) -> el superyó los reprime (en plan Pepito Grillo) -> el yo busca el equilibrio… si no lo consigue de modo natural (y esto nunca ocurre plenamente…), se producen formas de neurosis y deben intervenir las TÉCNICAS PSICOANALÍTICAS:
a) Catarsis (antecedente del psicoanálisis). Fue la primera técnica utilizada por Freud y básicamente consistía en aplicar la hipnosis. Éste método le enseñó que:
  • Las alteraciones somáticas (corporales) de la enfermedad son consecuencia de influencias psíquicas.
  • Existen procesos anímicos inconscientes y ligados a la enfermedad.
Tratamiento: la hipnosis le permitía al sujeto revivir el suceso traumático originario, lo que traía consigo la desaparición de los síntomas pero sólo durante la hipnosis, por tanto no era un tratamiento curativo.

b) Asociación libre. Sustituye al hipnotismo.
Regla analítica fundamental: el paciente debe comunicar al analista todo lo que se le ocurra, sin que su pensamiento esté controlado por reflexión consciente. Fundamento de la regla: la asociación libre en realidad no lo es puesto que las ocurrencias del paciente, su discurso, estaría determinado por el material inconsciente. El analista debe utilizar este material y a partir de su interpretación (aspecto que recoge Ricoeur como dato más significativo para su inclusión prioritaria entre los maestros de la sospechas), debe reconstruir los contenidos psíquicos olvidados por el paciente. En el transcurso del tratamiento el paciente muestra una resistencia constante e intensa que le dificulta a la hora de aceptar sus propias vivencias. De este hecho derivó Freud su teoría de la represión: ciertas impresiones e impulsos anímicos pueden ser apartados de la conciencia y la memoria por fuerzas anímicas y ser sustituidas por los síntomas que componen la enfermedad. La represión proviene del yo del paciente y está generalmente dirigida hacia impulsos sexuales. De estos hechos obtuvo las siguientes conclusiones:
a) Los síntomas sustituyen a satisfacciones prohibidas.
b) Las vivencias infantiles son fundamentales en la vida de las personas pues dejan disposiciones imborrables.
c) Existe una sexualidad infantil (este último punto fue tremendamente polémico).
Freud explora varios instrumentos de aproximación hacia el inconsciente:
  • Charla curativa: el paciente narra una y otra vez su biografía, introduciendo u omitiendo detalles que el psicoanalista debe interpretar;
  • Actos fallidos: errores o fallos en la conducta o el habla en asuntos en los que habitualmente no se producen. Con frecuencia se suelen interpretar como falta de atención, sin embargo para Freud son la muestra de procesos inconscientes o intenciones reprimidas.
  • Sueños: para Freud eran la "vía regia" hacia el inconsciente. Son ejemplo paradigmático de actividad inconsciente  y comparten la estructura de los síntomas neuróticos. Distingue entre el contenido manifiesto (lo soñado, lo que aparenta el sueño) y el contenido latente (su auténtico significado). Para enmascarar las ideas latentes, el soñador emplea varios mecanismos:
  • Condensación (concentrar varias ideas latentes en una o pocas ideas o contenidos manifiestos).

  • Desplazamiento (desplazar en los espacios de importancia del sueño lo principal del contenido latente a un lugar secundario del relato, en el que consiste el contenido manifiesto, o lo secundario a uno principal).

  • Dramatización (expresar en forma de historia un contenido latente).

  • Simbolización (emplear en el contenido manifiesto símbolos para enmascarar los contenidos latentes).

Por último, hay que señalar que para Freud todo individuo (incluso la cultura/civilización misma…como expone en el texto propuesto) es un sujeto patológico en mayor o menor medida y lo es durante toda su vida de modo irremediable, por ello existen unos mecanismos de defensa en los que, al margen de las técnicas psicoanalíticas, todos nos apoyamos:

  • Represión;
  • Negación de la realidad;
  • Proyección;
  • Regresión;
  • Reacción;
  • Racionalización: proponer argumentos racionales que expliquen (aunque no justifiquen) nuestras conductas;
  • Sublimación: para Freud el mecanismo más eficaz puesto que con él, el ello individual es aceptado y valorado por el superyó colectivo (ej. Manifestaciones artísticas).