Recientemente he terminado de leer la magnífica última novela de Siri Hustvedt, en la que además de una profunda reflexión sobre la feminidad y la estética, la autora va intercalando, a veces de manera directa y otras de manera más oblicua, disertaciones filosófica entre las cuales he encontrado esta crítica a los modelos de interpretación deterministas que la filosofía (y en buena medida el arte) propician.
Creo que Nietzsche podría haber estado de acuerdo.
"Ella no daba pábulo a las maneras convencionales de dividir el mundo en blanco/negro, hombre/mujer, hetero/homosexual, normal/anormal, pues ninguna de esas fronteras la convencían. Eran imposiciones, categorías definidas e incapaces de reconocer la mezcolanza que constituye la humanidad. <<¡Reduccionismo!>>, gritaba Harry de cuando en cuando. su hijo siguió sus pasos. A ninguno de los dos les gustaba lo que veían en este gran mundo: las ideas preconcebidas eran para los peones y los paletos. Sin embargo, también existían tensiones entre ellos, roces, sería la palabra adecuada. Maisie era la apaciguadora, el tesoro que agitaba la bandera blanca.
Volviendo a "Las habitaciones de la asfixia", estoy orgulloso de mi contribución, de lo que yo ponía y quitaba, pero siempre fueron la obra de Harry. Suya fue la idea de que el espectador se agachara cada vez que abriera una puerta para entrar en una habitación. Los espacios eran casi idénticos, con la misma mesa mugrienta y dos sillas con asientos de vinilo, los mismos platos para el desayuno sobre la mesa, el mismo papel en las paredes cubierto de garabatos y frases escritas por Harry y por mí (me dio rienda suelta para que escribiera mis mensajes secretos) y los mismos metamorfos de cada habitación. Al cominenzo del itinerario, los muebles se ajustaban a la medida de un adulto medio (decidimos que fuera 1,70 m.), pero en cada siguiente habitación las mesas y las sillas, las tazas y los platos, los cuencos y las cucharas y las escrituras de las paredes iban creciendo hasta que, al llegar a la séptima, la escala de los muebles te hacía parecer un enano. Los metamorfos blandos y rellenos de tela también se hacían más grandes y se iban calentando progresivamente, de modo que la séptima estancia parecía una sauna finlandesa. Después de discutirlo mucho, decidimos que la única ventana de la habitación debía ser un espejo, así todo parecería más claustrofóbico.
Luego estaba <<El arcón>>. A diferencia del resto de los objetos, el arcón no aumentaba de tamaño en cada habitación; permanecía igual. Harry encontró un baúl maltrecho de madera con una cerradura y mandó hacer otros seis iguales a un carpintero de Brooklyn. Fue muy puntillosa con los acabados y devolvió cinco veces uno de ellos antes de quedar satisfecha con su aspecto <<envejecido>>." (páginas 144-145, El mundo deslumbrante, Siri Hustvedt, edt. Anagrama)
En estas líneas la autora hace una reflexión crítica sobre el determinismo conceptual de nuestra cultura y lo ejemplifica con una propuesta artística, en la que "la asfixia" se produce por la falta de libertad que el individuo tiene en un mundo donde los espacios son siempre "iguales", bien definidos, habitáculos seguros... cuando eso no ocurre sentimos asfixia; nos encontramos perdidos ante el espejo de nosotros mismos, es decir, la sociedad que nos observa. Buscamos "el arcón" que nos devuelva la perspectiva armónica, estandariza a la que estamos acostumbrados. Entramos agachados a esta realidad que se nos impone sin que intervengamos en ella; somos camellos ante "una realidad verdadera" que nos reconforta.
¡Os lo recomiendo!
Excelente parrafo el que has elegido. El arte nos invita con sus creaciones a sentir y a reflexionar.
ResponderEliminarEstas habitaciones axfisiantes, en donde entramos sumisos, agachándonos. Que nos proponen un espacio acabado, sin posibilidad de modificación, siempre igual. En donde no hay ventanas, no podemos mirar el mundo. Nos miramos en nuestra cárcel. Si nos movemos, si viajamos a otra parte, todo sigue igual, salvo que nos vamos a sentir cada vez más insignificantes, y donde sentiremos de manera más clara la axfisia. La evolución se nos representa como un proceso negativo, un proceso que nos ofrecerá insignificancia e incomodidad.
Me hago eco de tu interpretación del "arcón". aquello que nos muestra lo "siempre conocido", maltrecho y envejecido.
El mundo conocido está viejo, el nuevo es axfisiante.
El placer está en la libertad, sin duda. En un mundo deslumbrante.
Hoy es 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer.
ResponderEliminarNos debe recordar el camino que aún nos queda por recorrer para superar la actual categorización del mundo en dicotomías que, además, siempre están jerarquizadas. Hombre sobre Mujer, Blanco sobre Negro. Hetero sobre Homo...... etc, etc, etc.