lunes, 23 de marzo de 2015

ANTONIA’S LINE



Aspectos nietzscheanos de la película:

  • Planteamiento en flashback = método genealógico de Nietzsche: ponerse por detrás de los acontecimientos para verlos nacer sin prejuicios. Frente al planteamiento ilustrado lineal y progresista de la historia.
  • Figura del superhombre = una mujer anciana, moribunda, ubicada en un remoto lugar: representa, no un sujeto especial, sino cualquier individuo occidental, libre de las ataduras de los valores preestablecidos y que está dispuesto a vivir a cada instante la vida entera. Frente a la idea del “Espíritu absoluto”, motor de la Historia.
  • Figura del nihilista pasivo = “Dedos torcidos”: representa el “león”, que destruye los valores tradicionales pero se queda en la Nada, no es capaz de crear de nuevo.
  • Transvaloración = feminismo, lesbianismo,…: la voluntad de poder es voluntad de vida cuando propone valores nuevos, si no es voluntad de Verdad, voluntad de nada…
  • Libertad material = el eterno retorno proporciona la posibilidad de una libertad real, es decir, en la que el sujeto verdaderamente puede elegir porque todo está siempre a la mano; es una libertad que es total y, por tanto, en ocasiones duele (por ejemplo, cuando violan a la nieta).
  • Tiempo cíclico = Ciclo de la vida: representado por Olga, la partera-enterradora y por la frase “¿Qué es el tiempo?...una invención de los hombres”. Frente al tiempo lineal filosófico-cristiano, inventando por los hombres. 
  • Eternidad de lo finito = el placer encerrado en las pequeñas cosas, en lo contingente, en las vidas cotidianas de la familia. Frente a la virtud de la Verdad absoluta.
  • Apolo + Dioniso = Antonia; el resto de los personajes representan distintas facetas del “Niño”: Hija/Daniela = artista (lo creativo); Nieta/Teresa = matemática y música (lo racional); Bisnieta/Sara = lo emocional. Las tres surgen a partir de la unión inevitable de la creatividad libre y conceptual. Nietzsche encentra en el Arte la manera de conjugar ambos aspectos…el arte de crear la VIDA, que Antonia representa (Con una curiosa estética de realismo mágico “a la holandesa”)
  • “Dios ha muerto” = la institución de la Iglesia está de fondo, oprimiendo la libre creación; finalmente el sacerdote grita “Soy libre”…anunciando, como un Zaratustra, la muerte de Dios.

COMENTARIO DE NIETZSCHE



Nietzsche considera que la tradición occidental maneja un concepto culpable de razón productiva. En El nacimiento de la tragedia, lo dionisiaco aparece como aquella intuición del mundo que intenta captar la realidad sin artificios y el resultado es la intuición del dolor y la muerte, que se hallan inevitablemente en lo plural, disperso, contingente, irracional y por ello mismo verdadero. La otra experiencia es la intuición apolínea, en la que podemos ocultar esta intuición de la muerte mediante la producción de obras eternas: un movimiento es frágil, dura un instante… el Discóbolo de Mirón, en cambio, es eterno. Por eso, Apolo es la intuición del arte conceptual, y en el arte se subsume completamente la muerte y la contingencia bajo una apelación a la eternidad y a la necesidad, para lo que previamente es necesario desvelar la esencia de lo que se quiere representar. Por eso Nietzsche entiende, en su primera obra, que la filosofía viene representada por Apolo: busca la verdad eterna más allá de lo real contingente, aparente, y, cuando la encuentra, la fosiliza en la obra de arte.
Las obras posteriores de Nietzsche –por ejemplo, La Gaya ciencia, en cuyo prólogo insta a la vuelta a la Grecia de la gozosa APARIENCIA y propone abrazar la VIDA, la CIENCIA FELIZ; abandonar la tragedia por una comedia-tragedia (Apolo+Dioniso)- dan un vuelco a esta interpretación primera, porque comprende que ambas intuiciones tienen que ir de la mano.
En el Libro V de La Gaya ciencia comienza advirtiendo de que una noticia recorre Europa: que “el viejo Dios ha muerto”…comienza un nuevo amanecer. Los antimetafísicos, los “sin-Dios” han descubierto que la mentira más largamente mantenida es la Verdad. Y añade que, igual que nos avergonzamos sin ropa, los europeos no sabemos vivir sin moral/sin gramática (es la metafísica del pueblo). De este modo, algunos pretenden el conocimiento de la realidad cuando reducen la realidad a algo ya conocido (como la tabla de multiplicar…)
Finalmente la propuesta nietzscheana va a seguir conllevando una lucha contra el concepto pero a favor del arte. Ahora bien, del arte entendido como producción sin más, libre, a la manera del primer Wagner, del que no pretende hacer filosofía con cada pieza musical. Propone un artista que lo es de la vida, que transvalora, o sea, vive la vida como arte porque crea ex nihilo a cada instante. El arte ahora se entiende como sublime.
Y este artista es el superhombre, es decir, el hombre occidental seguro de sí mismo, en posesión de todas sus facultades, la razón occidental llevada a su ciclo último, en el que el mundo real no se sustituye por el verdadero porque el que vivimos nos pueda producir dolor e inquietud. Este individuo sabe que cada producción es múltiple y no condicionada, y por ello insegura pero LIBRE.
Omnis determinatio est negatio (“toda determinación es negación”), afirmaba Spinoza; pues bien, el superhombre es el que niega esta negación. Frente a ella, defiende una voluntad de afirmación de lo real verdadero, es decir, la voluntad que incluye en el mismo acto no sólo la felicidad, sino también el dolor y la muerte, en definitiva, la vida. Es una voluntad de poder limitada a lo real pero ilimitada en cuanto a la elección: el que elige sabe que todo vuelve. Por ello, el Eterno Retorno es dar de bruces con lo real, que siempre está; de ahí que la expresión más patética que conservamos del eterno retorno sea esta: “¿Estarías dispuesto a soportar una y otra vez esta vida entera?”. Si todo está en un instante, en un instante está la eternidad, y el gozo de decir sí es, en este sentido, un gozo eterno. Frente a esta apuesta a favor de la recuperación de la mirada divina, de la eternidad en este mundo, los humanismos modernos aparecen “humanos, demasiado humanos”; no somos modernos, somos los más modernos de los modernos…los posmodernos. La propuesta del superhombre es jugar a ser divino: ¡por eso hemos matado a Dios!, porque hemos recuperado la capacidad de crear por nosotros mismos, de un modo plural pero individual.

Ahora bien, de esta manera Nietzsche sustituye la objetividad política, donde existe la posibilidad de diálogo entre las partes (así lo entendían por ejemplo los sofistas), por la objetividad del arte, que no permite otro diálogo que no sea la pura presentación de sí mismo. El arte es un universo de sentido en sí mismo, y no hay normas para la interpretación del arte por parte de un espectador, se manifiesta en el contexto del uno. El arte muestra cómo es posible acceder a objetividades cualesquiera sin necesidad de una apropiación política del sentido, por eso pone tan nerviosas a las autoridades de las dictaduras o de las democracias formales, tanto que lo han metido en la cárcel, es decir, en el museo. El arte no tiene ninguna categoría moral posible (es expresión de un orden sin orden predeterminado, de una creación que recoge en sí misma todas las tendencias). Cada sujeto crea individualmente.

En conclusión, Nietzsche se alza efectivamente como el más sospechoso de los maestros. Aquél que ha sido capaz de poner el entredicho el pensamiento moderno y de proponer un modelo nuevo en el seno mismo de nuestra cultura. El pensamiento intempestivo destruye la determinación negadora, a favor de introducir la nada en el interior del concepto, asumir la pluralidad de lo real como la única realidad posible, en la que se realiza la libertad creadora del arte.

domingo, 8 de marzo de 2015

PROVOCACIÓN

También recientemente he leido Provocación de Stanislaw Lem; otra joyita que me atrevo a recomendaros y de la que he extraido también un par de fragmentos muy nihilistas. Ahí van.

"Como si, al no poder matar a Dios, los alemanes mataran a su <<pueblo elegido>> para ocupar su sitio y, tras un destronamiento sangriento in efigie, autoproclamarse como el <<pueblo elegido>> de la historia. Los signos sagrados no fueron aniquilados sino invertidos. [...]la negación de Dios mediante la palabra y la ley no podía satisfacerles, se podía atacar las iglesias, pero no destrozarlas completamente: aún era demasiado pronto. Sin embargo, ahí, al alcance de la mano, estaba el pueblo que dio origen al cristianismo, y aniquilarlo suponía acercarse, en el lugar del exterminio, al máximo atentado contra Dios del que era capaz el hombre. La matanza era un acto de contrarredención: mediante él los alemanes se liberaron de la Alianza Divina. Pero la liberación había de ser absoluta, no podía equivaler al cambio de la protección divina por una protección del signo opuesto. [...] Y aunque nadie en todo el Reich lo expresara de ese modo, la impronunciable noticia sobre esta condición suprahumana constituyó una complcidad clandestina con la conjura asesina." (páginas 75-76, El genociodio. Horst Aspernicus en "Provocación", S. Lem)
"¿Qué nos queda en las ciudades abarrotadas bajo la lluvia ácida después de la muerte de Dios, de los altos ideales, del honor, de los sesentimientos desinteresados, a parte del éxtasis de señoras y señores en los anuncios de galletas, flanes y lubricantes como si contemplaran el advenimiento del reino celestial?" (página 116, J. Johnson & S. Johnson. Un minuto humano, en "Provocación", S. Lem)

Leyendo estas líneas es fácil recordar a Nietzsche: "De nada habrá servido matar a Dios si aún seguimos creyendo en la Gramática"... en la gramática del Reich o de la publicidad. Por eso nunca podría identificarse a Hitler con el superhombre y, desde luego, tampoco a ningún magnate de la publicidad.

Del mismo libro, también es evocador este otro fragmento:

"...la llamada Ley de Lem (<<Nadie lee nada; si lee, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida>>)..." (página 114, J. Johnson & S. Johnson. Un minuto humano, en "Provocación", S. Lem)

¿Os acordáis de Gorgias?...  


Albert Camus, el hombre rebelde

Artículo de nuestro compañero Denis Ndempaawai, publicado en el número 2 de Abril de 2014 de la revista del IES Cervantes "El Ingenioso Hidalgo". El artículo se encuentra en la página 14.

"Albert Camus, el hombre rebelde"

https://drive.google.com/file/d/0B_E9Qm1u1R3UbDc3Q1J2M0NCMDQ/view?usp=sharing





EL MUNDO DESLUMBRANTE

Recientemente he terminado de leer la magnífica última novela de Siri Hustvedt, en la que además de una profunda reflexión sobre la feminidad y la estética, la autora va intercalando, a veces de manera directa y otras de manera más oblicua, disertaciones filosófica entre las cuales he encontrado esta crítica a los modelos de interpretación deterministas que la filosofía (y en buena medida el arte) propician. 
Creo que Nietzsche podría haber estado de acuerdo. 

"Ella no daba pábulo a las maneras convencionales de dividir el mundo en blanco/negro, hombre/mujer, hetero/homosexual, normal/anormal, pues ninguna de esas fronteras la convencían. Eran imposiciones, categorías definidas e incapaces de reconocer la mezcolanza que constituye la humanidad. <<¡Reduccionismo!>>, gritaba Harry de cuando en cuando. su hijo siguió sus pasos. A ninguno de los dos les gustaba lo que veían en este gran mundo: las ideas preconcebidas eran para los peones y los paletos. Sin embargo, también existían tensiones entre ellos, roces, sería la palabra adecuada. Maisie era la apaciguadora, el tesoro que agitaba la bandera blanca.
Volviendo a "Las habitaciones de la asfixia", estoy orgulloso de mi contribución, de lo que yo ponía y quitaba, pero siempre fueron la obra de Harry. Suya fue la idea de que el espectador se agachara cada vez que abriera una puerta para entrar en una habitación. Los espacios eran casi idénticos, con la misma mesa mugrienta y dos sillas con asientos de vinilo, los mismos platos para el desayuno sobre la mesa, el mismo papel en las paredes cubierto de garabatos y frases escritas por Harry y por mí (me dio rienda suelta para que escribiera mis mensajes secretos) y los mismos metamorfos de cada habitación. Al cominenzo del itinerario, los muebles se ajustaban a la medida de un adulto medio (decidimos que fuera 1,70 m.), pero en cada siguiente habitación las mesas y las sillas, las tazas y los platos, los cuencos y las cucharas y las escrituras de las paredes iban creciendo hasta que, al llegar a la séptima, la escala de los muebles te hacía parecer un enano. Los metamorfos blandos y rellenos de tela también se hacían más grandes y se iban calentando progresivamente, de modo que la séptima estancia parecía una sauna finlandesa. Después de discutirlo mucho, decidimos que la única ventana de la habitación debía ser un espejo, así todo parecería más claustrofóbico.
Luego estaba <<El arcón>>. A diferencia del resto de los objetos, el arcón no aumentaba de tamaño en cada habitación; permanecía igual. Harry encontró un baúl maltrecho de madera con una cerradura y mandó hacer otros seis iguales a un carpintero de Brooklyn. Fue muy puntillosa con los acabados y devolvió cinco veces uno de ellos antes de quedar satisfecha con su aspecto <<envejecido>>." (páginas 144-145, El mundo deslumbrante, Siri Hustvedt, edt. Anagrama)  

En estas líneas la autora hace una reflexión crítica sobre el determinismo conceptual de nuestra cultura y lo ejemplifica con una propuesta artística, en la que "la asfixia" se produce por la falta de libertad que el individuo tiene en un mundo donde los espacios son siempre "iguales", bien definidos, habitáculos seguros... cuando eso no ocurre sentimos asfixia; nos encontramos perdidos ante el espejo de nosotros mismos, es decir, la sociedad que nos observa. Buscamos "el arcón" que nos devuelva la perspectiva armónica, estandariza a la que estamos acostumbrados. Entramos agachados a esta realidad que se nos impone sin que intervengamos en ella; somos camellos ante "una realidad verdadera" que nos reconforta.  

¡Os lo recomiendo!

viernes, 6 de marzo de 2015

Las memorias de Antonia

Friedrich Nietzsche - Miserere

Frederic Nietzsche-Nachklang Einer Silvesternacht (piano)

Nietzsche Freud Einstein

INTRODUCCIÓN AL "GAY SABER"

El texto, EL GAY SABER resume su pensamiento vitalista, que, como los goliardos, fue un canto a la vida mundana frente a la meafísica “metamundana”. Su estructura aforística, contiene sin embargo un hilo narrativo de fondo.

          El gay saber (‘la ciencia alegre’), que también ha sido editado con el título La gaya ciencia, está formado por cinco libros y un epílogo poético. Los cuatro primeros vieron la luz en 1882. Cinco años después, cuando las intuiciones de Nietzsche, tales como la crítica de la metafísica occidental o la afirmación de lo real como voluntad de poder, estaban ya desarrolladas en otros textos, se hizo una segunda edición, que incorporaba el quinto libro, que arranca con la noticia de la muerte de Dios y se sitúa en el corazón de ese «pensamiento del mediodía», cuya razón de ser es destruir la vieja metafísica platónica, con todas sus secuelas, tales como la moral cristiana o la filosofía optimista y progresista de Rousseau y Hegel. Pero no se trata sólo de destruir los errores de la falsa cultura, sino de des­pejar el camino para edificar el nuevo pensamiento que Nietzsche concibe como una transvaloración de todos los valores. No Dios, sino la vida con su inocencia y poder constituye el fundamento de todo cuanto hay.

          Dios es la realidad-valor que funciona como fundamento metafísico de la cultura occidental, y sus más evidentes manifestaciones son el desdoblamiento platónico de mundos o la moral cristiana del sacrificio y la renuncia. Su muerte significa el fin de una fe cultural, de una forma de interpretar lo real y de vivir de acuerdo a ella. Termina una época y comienza otra caracterizada por el surgimiento del nihilismo.

          El significado que tiene el término nihilismo en la obra nietzscheana es complejo y ambivalente. Por un lado denota, de acuerdo con su etimología, un amplio conjunto de fenómenos culturales puramente negativos como las religiones monoteístas o el platonismo de los dos mundos, que pone los valores trascendentes de la cultura –Bien, Verdad, Belleza– en el mundo inmutable ordenado y eterno de las ideas, desprestigiando así todo lo mudable y perecedero de las cosas terrenales, o los proyectos políticos ilustrados de emancipación inspirados en la revolución francesa. Ni la voluntad de verdad de la ciencia moderna está libre de sospecha. Pero la destrucción de los errores en los que ha vivido hasta ahora el individuo europeo no es sólo un motivo de preocupación y angustia; sino también, de alegría y esperanza. La muerte de Dios es el suceso que libera el horizonte y proporciona al ser humano la ocasión para la creación y el experimento. Este es el lado activo del nihilismo. La destrucción de los viejos valores no significa la desaparición de todo valor, sino el hundimiento de los falsos valores.

Primeros epígrafes: 
§ 343. Lo que va junto con nuestro buen humor
«Dios» es la cifra de todo fundamento, de todo valor, del orden cultural e histórico que ahora entra en crisis. Nietzsche rechaza la concepción tradicional de la verdad. No hay verdades unívocas, sino interpretaciones abiertas, perspectivas sobre las cosas. 

§ 344. En qué medida somos piadosos nosotros también
El proceso de crítica que ha conducido al estado de la muerte de Dios ha sido el positivismo, la Ilustración; en suma, la ciencia moderna. La verdad científica, al moverse en la abstracción de las leyes generales, también es sospechosa porque presenta la vida como apariencia y engaño. La ciencia parte de una creencia no examinada críticamente sometida a prueba: la fe incondicional en que la verdad es lo más valioso. De ahí que Nietzsche le extienda un certificado de sospecha: la ciencia es también una «fe metafísica» que no escapa al idealismo platónico. 

§ 345. La moral como problema
En paralelo con el párrafo anterior, Nietzsche examina aquí el nivel crítico a que ha llegado la filosofía en el uso práctico de la razón, esto es, en moral. Nadie se ha planteado la génesis de las valoraciones morales, así como el origen y el valor del mandato “tú debes”.

§ 346. Nuestro interrogante
El «humanismo» moderno incurre en el mismo juego de restarle valor a la vida al separar y oponer hom­bre y mundo (giro copernicano de Kant), para convertir al hombre «en el principio “que niega-el-mundo”».

PENSAMIENTO DE NIETZSCHE


          Verdad es el tipo de mentira sin la que una determinada clase de seres vivos no podrían vivir. Lo que en última instancia decide siempre es el valor para la vida.” (Verdad y mentira en sentido extramoral)

En esta definición radica el vuelco y consiguiente crisis de la cultura occidental. En otras palabras, la razón por la que Nietzsche puede ser inscrito entre los maestros de la sospecha.

Nietzsche apuesta por la vida; frente al positivismo/materialismo, adopta la postura del vitalismo: la vida es la esencia de la realidad. Frente a ella, la razón paraliza la vida (resentimiento contra la vida). La vida es “devenir”, no ser estático; es impulso activo (positivo-afirmativo) + impulso reactivo (crítico-destructivo); y es libre creación, superación, poder que se mueve en el ámbito de lo imprevisible y del azar.

Hay dos tipos de sistemas de valores: los conformes a la esencia de la vida (su propuesta) / los contrarios a la misma (metafísica occidental).

Nietzsche expone el nihilismo como postura ante la vida. Ahora bien, debe quedar claro que existen dos tipos de nihilismo: el Nihilismo PASIVO, que es la pérdida de la validez de los valores vigentes, “la ausencia de finalidad, meta y sentido”, es la caída en la nada, en el vacío; y el ACTIVO, en el que se trata no sólo de destruir los valores antiguos, tradicionales, sino de sustituirlos por otros nuevos que se crean. A este último tipo le llama: transvaloración.

La esencia de la cultura occidental es nihilista porque: No tenemos el más mínimo derecho a suponer un más allá o un en-sí de las cosas que sea “divino”. La metafísica —que ha marcado la cultura occidental— conduce a una situación nihilista; afirma que lo verdaderamente ente está siempre más allá de lo aparente, hasta que se llega a un momento en que se duda, se SOSPECHA de un más allá. El nihilismo es así el proceso en el cual el supuesto mundo verdadero deja de ser considerado fundamento del orden de las cosas (De cómo el mundo verdadero devino fábula). La “voluntad de Verdad” = Voluntad de NADA, en cuanto tal afirmación surgía del odio a la vida.

Su método genealógico sugiere ponerse al comienzo para ver surgir los acontecimientos y su “Filosofía del martillo” consiste en que la parte negadora del método, en la que se trata de criticar para destruir la cultura occidental, debe completarse con la parte afirmadora, es decir, la “filosofía vitalista”; son los ejes de su pensamiento intempestivo. 

Para explicar esto recurre a la mitología griega: Apolo representa la cultura occidental y Dionisos, la visión de la vida. Son dos modos contrarios de entender la realidad en el “I Nietzsche”; ahora bien, “el II Nietzsche” ya no es un dionisíaco (cambio de postura) puesto que comprende que no se puede habitar la experiencia dionisíaca siempre, pues es la del horror y la muerte; Apolo y Dionisos son la antístrofa el uno del otro. La propuesta nietzscheana lucha contra el concepto pero a favor del ARTE. Todo acto racional constituye una conducta que puede ser definida en términos de PRODUCCIÓN. Es dionisíaco porque tiene una voluntad creadora libre de ataduras conceptuales pero también es apolíneo porque esa creación es productiva. Dentro del ámbito del lenguaje, el ser humano ha inventado una designación para las cosas, por tanto, las ha hecho corresponder con unos conceptos convencionales y la gran mentira ha consistido en creerse que con estos conceptos se capta la verdadera realidad del mundo, la vida (con la razón no puede captarse la vida): La Gramática también ha muerto.

Por eso es necesario revisar la conceptualización completa de Occidente, más allá de la “Gramática”. Frente a aspectos concretos de la cultura occidental actúa de la siguiente manera:

la filosofía: desde Sócrates y Platón ha caído en graves errores; en primer lugar, haber despreciado la realidad sensible y cambiante, el devenir constante en que todo consiste, a favor de una ontología de lo estático; en segundo lugar, haber inaugurado un dualismo inexistente entre dos mundos contrarios: el sensible, es el no-ser, lo aparente, falso y cambiante, y el inteligible, el verdadero; por ser inmutable e imperecedero, es el verdadero “ser”. Contra ello, Nietzsche afirma que no se puede huir de este mundo porque sea terrible e inventar otro que sea mejor, perfecto.

la Razón: es incapaz de captar la vida y por eso debe ser despreciada: no entiende el devenir ni la pluralidad. La razón debe ser sustituida por el instinto (“olfato”) que es el que capta los valores creativos, la vida. Con ello pretende criticar a las ciencias positivas: a la matematización de lo real. No ataca la ciencia en sí, sino su metodología determinista.

la religión: rechaza el cristianismo en nombre de nuevos valores; no es ateísmo puesto que igualmente se enfrenta al lenguaje o al Estado. La religión supone un antihumanismo; el cristianismo es “la única gran maldición; la única gran corrupción interior”. Cristo representa el hombre de instintos débiles, manso (el que termina por caer en el nihilismo pasivo) Todo lo cual le conduce a una forma aparente de politeísmo: “Los dioses han muerto... de risa al oír decir a uno de ellos que él era el único dios”. En su libro llamado El Anticristo, Nietzsche escribe sobre cómo la cristiandad se ha convertido en una ideología establecida por instituciones como la Iglesia, y cómo las iglesias han fallado a la hora de representar la vida de Jesús. Es importante, para él, distinguir entre la religión de la cristiandad y la persona de Jesús. Nietzsche contrasta a los cristianos con Jesús, a quien admiraba de gran modo. Argumenta que Jesús transcendió las influencias morales de su tiempo creando su propio sistema de valores; representaba un paso hacia el superhombre. Al final, Nietzsche clama sin embargo que, en contraste con el superhombre que abraza la vida, Jesús niega la realeza en favor de su «Reino de Dios». Por eso sentenció, en una de sus frases más conocidas: "El último cristiano murió en la cruz", refiriéndose a que nadie siguió las enseñanzas de Cristo, y que Pedro y los que siguieron con la doctrina cristiana sólo hicieron negocio con la figura de Cristo, por lo tanto, él ha sido el único cristiano.

la moral: desaparece la conciencia como ese conjunto de conocimientos superiores que nos dictan lo que debemos hacer. Al ser inhibidos los instintos, se han quedado reprimidos; por tanto, la conciencia no tiene un origen en las normas morales, ni en Dios: son resultado de una represión. La moral occidental ha sido debilitadora de la vida, es decir una Moral de esclavos. Ha de sustituirse por una “moral” creativa, del superhombre: más allá del bien y del mal: “La moral es el odio de los débiles frente a los fuertes” + “Cuando he dicho más allá del Bien y del Mal, no he querido decir más allá de lo malo y de lo bueno.” Nietzsche pensaba que había dos clases de hombres: los señores y los siervos, que han dado distinto sentido a la moral. Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a «noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo propio. Por el contrario, la moral de los siervos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio, la gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los siervos inventan una moral que haga más llevadera su condición de esclavos (alienación). Como tienen que obedecer a los señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza. Introdujo el concepto clave del resentimiento como base de la moral del esclavo.

Llegados a este punto, Nietzsche propone una síntesis alegórica de su pensamiento. Propone los siguientes momentos de la crisis occidental a través de la metáfora de Así habló Zaratustra:

  El camello: simboliza la carga que ha tenido que soportar esta cultura a lo largo del tiempo en lo que se refiere a la metafísica y a la moral del “tú debes”.
  El león: momento aniquilador, nihilista pasivo; se da muerte a Dios.
“¿No oísteis hablar de aquel loco que en pleno día corría por la plaza pública con una linterna encendida, gritando sin cesar: “¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!”. Como estaban presentes muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron la risa. [...] El loco se encaró con ellos, y clavándoles la mirada, exclamó: ¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir. Le hemos matado; vosotros y yo, todos nosotros somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo pudimos vaciar el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho después de desprender a la Tierra de la órbita del sol? [...] ¿No caemos sin cesar? ¿No caemos hacia adelante, hacia atrás, en todas direcciones? ¿Hay todavía un arriba y un abajo? ¿Flotamos en una nada infinita? ¿Nos persigue el vacío [...]? ¿No hace más frío? ¿No veis de continuo acercarse la noche, cada vez más cerrada? [...] ¡Dios ha muerto! [...] ¡Y nosotros le dimos muerte! ¡Cómo consolarnos nosotros, asesinos entre los asesinos! Lo más sagrado, lo más poderoso que había hasta ahora en el mundo ha teñido con su sangre nuestro cuchillo. ¿Quién borrará esa mancha de sangre? ¿Qué agua servirá para purificarnos? [...] La enormidad de este acto, ¿no es demasiado grande para nosotros?” Nietzsche en La Gaya ciencia.
Nietzsche creía que esta muerte minaba los fundamentos de la moral y que acabaría por desembocar en el más completo nihilismo y relativismo moral. Para evitar esto, él creía en la transvaloración de los fundamentos de la moral para comprender mejor los motivos y orígenes subyacentes de los primeros. De esta manera los individuos podrían decidir por sí mismos si un valor moral es obsoleto o está desviado por imposiciones culturales o quieren realmente tomar ese valor como cierto.
   El niño: momento positivo, de feliz afirmación; constituye la superación de la crisis de la cultura occidental; el niño no tiene prejuicios y juega con la vida. El Niño representa el superhombre. Normalmente se traduce como «superhombre»; sin embargo esta traducción es confusa ya que el prefijo alemán über significa «superior» como adjetivo, o «sobre» (como el over inglés). Además Mensch significa «humano», «persona», esto es, «hombre» en términos de especie, el que presenciará el gran mediodía que representa el último paso de superación del hombre moral, y la etapa final del nihilismo activo.

Finalmente, la solución nietzscheana va a radicar en la VOLUNTAD DE PODER concretada en el ARTE (no wagneriano, no conceptual, pero sí –de algún modo– occidental).

A partir de la muerte de Dios, caben dos posibilidades:
    Nihilista pasiva: ante la muerte de Dios se queda sin valores y se paraliza, es decir la voluntad de NADA;
    Nihilista activa (niño): ante la muerte de Dios se le abre el mundo entero de las posibilidades puesto que, libre de las ataduras, asume la VOLUNTAD DE PODER: “allí donde cae el Estado, mirad allí, hijos míos, porque ahí es donde tienden los puentes hacia el superhombre.”

La VOLUNTAD DE PODER se define como el “deseo insaciable de mostrar potencia, o empleo, ejercicio del poder, como instinto creador”. Lo que caracteriza a la voluntad de poder es el poder porque el poder quiere la voluntad. El poder puede quererlo todo, puede querer una ilusión o una ficción, un error o una apariencia, es totalmente creador. La voluntad de poder es una voluntad creadora, es la VOLUNTAD DE VIDA ETERNA… Pero entonces surge la intuición sublime del “eterno retorno”.

Al ser una voluntad completa no puede basarse en un tiempo lineal, puesto que en él, el pasado ya no es posible y el presente se agota a cada instante. La Intuición del ETERNO RETORNO (de LO mismo no de EL mismo) indica que el tiempo es un círculo; querer el futuro es volver a querer lo pasado puesto que todo ha existido ya; pero también, vivir el presente con voluntad de poder es vivir la eternidad. Claro está, el progreso carece de sentido. Sólo de esta manera se puede dominar lo existente, el devenir y se puede ser libre (todo está a la mano): libertad material.

          Nietzsche menciona la idea de lo «horrible y paralizante» y también mantiene que la carga de esta idea es el peso más pesado imaginable. El deseo del eterno retorno de todos los eventos marcaría la afirmación de la vida definitiva. El Eterno retorno cumple pues dos funciones en la filosofía de Nietzsche. La primera es remarcar el amor a la vida. Los cristianos postulan un paraíso, Platón el mundo de las ideas; Nietzsche dice que después está otra vez la tierra, el mundo: porque no hay nada más. Por otro lado cumple una función ética. Quien acepta el Eterno Retorno, se responsabiliza y acepta sus actos. Con el dolor que puedan contraer, con el placer que puedan conllevar: no hay lugar para el arrepentimiento.

En última instancia el modelo de la voluntad de poder (que afirma la vida, el devenir) es el ARTE pues, ante todo, de lo que se trata en una civilización inercial y detenida, es de abrir nuevas posibilidades, crear nuevas perspectivas de desarrollo de la vida, y de que las posibilidades abiertas no sean nunca clausuradoras de este devenir. Cuando nombras algo de manera “verdadera” niegas las otras posibilidades; eso es lo que ha hecho hasta ahora el pensamiento moderno. Se trata de introducir la nada en el interior del concepto; es decir, no es que no haya que nombrar pero hay que hacerlo de tal manera que otras múltiples definiciones puedan ser propuestas de manera igualmente válida. Sólo a partir de aquí puede lograrse una civilización post-nihilista (pasiva).

Finalmente, la GRAN POLÍTICA es la preparación, la superación (de la moral/política metafísica), el adiestramiento (no la domesticación) del hombre hacia el superhombre, creador eterno.

Nietzsche, que había colaborado voluntariamente en la guerra franco-prusiana y que conoció personalmente a Bismarck durante su época de profesor de filología en Basilea, se mostró siempre crítico con el nacionalismo e imperialismo alemán. De hecho, criticó la realidad misma del Estado, porque, según él, el Estado es un instrumento creado por los “débiles” para protegerse y vengarse de los “fuertes”. Un juicio igual de negativo merecen para Nietzsche los partidos políticos y los procesos electorales, la democracia, en definitiva. A partir de esta ambigua propuesta política se han vertido distintas opiniones. Pero son sus propias palabras las que deberían alejar cualquier sospecha de simpatía hacia el nazismo:
"Nosotros no amamos a la humanidad, pero también estamos muy lejos de ser lo bastante alemanes (en el sentido en que hoy se emplea la palabra) para convertirnos en voceros del nacionalismo y de los odios de razas, para regocijamos con las aversiones y el modo de hacerse mala sangre los pueblos, a que se debe que en Europa se atrincheren unos contra otros cual si quisieran separarse con cuarentenas. [...] Nosotros, los sin patria, somos demasiado variados, demasiado mezclados de razas y de origen para ser hombres modernos, y por consiguiente, nos sentimos muy poco inclinados a participar en esa mentida admiración de sí mismas que hoy practican las razas y en ese descaro con que hoy se ostenta en Alemania, a modo de escarapela, el fanatismo germánico... " La gaya ciencia, § 377
            Durante el periodo entre guerras, muchos fragmentos del trabajo de Nietzsche fueron apropiados por los nazis, principalmente por Bäumler en La voluntad de poder. Durante el periodo de dominio nazi, las obras de Nietzsche fueron muy estudiadas en los colegios y universidades alemanas. Los nazis creyeron ver en Nietzsche a uno de los padres fundadores.