Contexto
histórico, sociocultural y filosófico
La
vida de Platón se extiende entre los siglos V y IV a.C. Entonces Grecia
era un conglomerado de ciudades-estado (polis) independientes y
autogobernadas. Aunque nunca se unieron políticamente formando una nación, sí
mantenían una unidad cultural basada en que:
1) En todas las poleis se hablaba griego, y al
que no lo hablaba se le consideraba un animal y un bárbaro (de “bar, bar, bar”,
onomatopeya referida al sonido que emitían los de fuera).
2) Todo griego es
educado a través de la obra de Homero, presunto autor de “La Ilíada” y
“La Odisea” (s. VIII a.C.)
3) Durante las
olimpiadas se suspendían todas las guerras y conflictos y cada 4 años se
reunían todos los grecoparlantes. Con el final de los Juegos Olímpicos (393
d.C.) acaba el Mundo Antiguo.
4) Los
oráculos. Todos los griegos confiaban en el oráculo, sobre todo en el de
Delfos.
En
los primeros 15 años del s. V a.C. se produce una serie de reformas graduales
que convierten al régimen ateniense definitivamente en una democracia,
consistente en la igualdad entre clases ante la ley (isonomía). Es una democracia directa, porque todos los ciudadanos
deben participar en la Asamblea o ecclesia (poder legislativo). Por
debajo, y de menor importancia, estaban las instituciones del Consejo (poder ejecutivo) formado por
500 miembros, es decir, 50 representantes de cada uno de los 10 barrios
(tribus) de Atenas, elegidos por sorteo y con una duración limitada en el
cargo; y el Tribunal (poder judicial),
formado también por 500 miembros, asimismo seleccionados por sorteo, que se
ocupaba de juzgar delitos y pleitos.
Las Guerras
Médicas contra el inmerso ejército persa se saldaron con la victoria de
Grecia, gracias al poderío marítimo de los atenienses. Los griegos achacaron la
victoria a las bondades del nuevo sistema democrático. De esta manera, en el
485 a.C., los griegos piensan que el concepto de humanidad está en sus manos
debido a los recientes sucesos, pues creen haber dado con el sistema perfecto.
A partir de aquí se produce durante 60 años uno de los períodos de mayor
esplendor de la historia occidental. Tal período es conocido como el “Siglo de
Pericles”. Pronto el modelo político ateniense es imitado por el resto de
ciudades griegas, aunque también surgirá rápidamente una oposición interna y
una oposición externa. La oposición interna la representan los aristócratas que
se resisten a perder los privilegios tradicionales. La oposición externa la
ejerce Esparta, que ve amenazado su régimen aristocrático-militar y planta cara
a Atenas. Estalla entonces la serie de conflictos armados entre Atenas y
Esparta conocida como la Guerra del Peloponeso (431–404 a.C.). Estas
guerras, en medio de las cuales muere el propio Pericles, terminan con la
victoria de Esparta y dan al traste con la hegemonía y la prosperidad de
Atenas. Derrotada, la ciudad que había sido capital cultural del mundo tiene
que entregar la flota de la que tanto se enorgullecía y ver destruidas sus
murallas (404 a.C.), tras lo cual Esparta impone en la ciudad el gobierno de
los Treinta Tiranos (entre los que se encontraban Crítias y Cármides, primo y
tío de Platón). Una vez reinstaurada la democracia (en 402 a.C.), la
ciudad condena a muerte en el año 399 a.C. a Sócrates, maestro y amigo de Platón,
y según las palabras de éste “el mejor de los hombres de su tiempo, y el más
inteligente y justo” (Fedón, 118c). Este acontecimiento marca el inicio
de la obra filosófica de Platón. Como puede leerse en la Carta VII,
inicialmente se había preparado para intervenir en política, pero tanto los
crímenes del gobierno de los Treinta Tiranos como la posterior venganza de los
demócratas le llevaron al convencimiento de que la solución a los males
sociales sólo podría estar basada en la filosofía.
El
contexto de pensamiento en el que se mueve Platón está marcado,
fundamentalmente, por la aparición previa de un tipo de discurso al que después
se llamará “filosofía” y que surge con los pensadores “presocráticos” desde el
siglo VI a.C., y por la aparición de la “sofística”. El pensamiento de Platón
se desarrolla precisamente en el contexto del debate de Sócrates con los
sofistas, que iniciará el “giro antropológico” de la filosofía. Si la filosofía
presocrática giraba en torno a la pregunta por la phýsis, es decir, en
torno a la pregunta por el principio rector (arché) de la naturaleza, la
discusión de Sócrates y la sofística tiene que ver más bien con la pregunta por
el hombre. Así, aunque Platón reciba la influencia de algunos filósofos
presocráticos (de Heráclito, se suele decir, heredará la idea de que la
realidad está en constante cambio; a partir de Parménides desarrollará la
concepción de una auténtica realidad: las Ideas; y de los pitagóricos tomará la
idea de la inmortalidad del alma y la importancia de las Matemáticas), lo
cierto es que, frente a la filosofía presocrática, que se desarrolla sobre todo
a partir de la pregunta por la naturaleza (phýsis), será a la pregunta
por el hombre y por las leyes morales y políticas, planteada a partir de los
sofistas y Sócrates, a la que más propiamente se volverá Platón. De este
modo, será el debate sobre si las leyes morales son producto de la convención
y, por tanto, relativas a cada sociedad, tal y como defendían los sofistas, o
responden a criterios absolutos de verdad y de justicia, tal y como defendía Sócrates,
el que verdaderamente influirá en Platón. En concreto, será precisamente
la defensa socrática de un conocimiento verdadero que consiste en encontrar las
esencias de las cosas a través del diálogo lo que de manera más influyente se
desarrolle en el pensamiento de Platón.
http://www.lacavernadeplaton.com/histofilobis/platonbiografia1011.htm
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