EL
CRISTO DE LA FE
Somos
herederos del cristianismo. Nuestra
cultura occidental no se entiende sin él puesto que forma parte del desarrollo
de nuestro pensamiento. A través de él nos ha llegado el helenismo; no
la Grecia clásica, completamente mediatizada por el fenómeno de la helenización
y posterior cristianización.
En
su origen, el cristianismo no es más que una manifestación local
de la religión monoteísta hebraica. En ella debe diferenciarse el Cristo
histórico del Cristo de la fe y, como carecemos de fuentes biográficas
externas al fenómeno, sólo podemos basarnos en las que describen al Cristo de
la fe, principalmente los Evangelios, en los que se narra la historia de
la venida del Mesías, es decir, la figura histórica se presupone. A este
respecto, es importante añadir que los 4 evangelios no son totalmente
coincidentes (a pesar de los esfuerzos de la ortodoxia eclesiástica, como luego veremos); al menos, se pueden
distinguir 3 bloques:
- Los sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas (del 60-80 d. C.)
- El evangelio de San Juan (posterior al 100 d. C.)
- Y los apócrifos (de los siglos I-III d. C.)
En
su conjunto, podemos decir que todos dependen de:
- Una fuente “Q”, que recoge, unificándolos, los hechos y los dichos de Jesús. Lo más parecido a esta fuente son los llamados “Manuscritos del Mar Muerto” o “del Qumrán”, encontrados a finales del s. XIX en una gruta, donde la comunidad esenia los escondió, huyendo del ataque romano y el asalto a Masadà, cuando trataban de frenar los levantamientos hipernacionalistas de dicha comunidad cristiana, en cuyo seno se sitúa la predicación de Jesús (que, por el contrario, ataca duramente en sus sermones a los fenicios, por estrictos, y a los saduceos, por colaboracionistas)
- La comunidad a la que van dirigidos, que los diversifica. Veamos cada uno de ellos por separado. SINÓPTICOS:
o
EVANGELIO
DE MARCOS: el más antiguo (escrito en Roma para los gentiles); se basa
fundamentalmente en la legitimación de la primacía de Pedro: “Tú eres
Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”.
o
EVANGELIO
DE MATEO: dirigido a los cristianos que se quedaron en Judea (comunidad
judaica); sus 5 partes establecen un paralelismo con el Pentateuco para
remarcar el carácter fundacional del cristianismo.
o
EVANGELIO
DE LUCAS: discípulo de Pablo, dirige su discurso a los gentiles
(comunidad helénica) y narra los hechos de modo histórico, lógico y no
simbólico-alegórico.
Elementos
comunes a los 3 sinópticos:
- Eu-angelion = “buena noticia” = la llegada de Cristo como salvador, no como el juez del Antiguo testamento;
- Rey-Jesús: movimiento de agitación social, que explica la crucifixión = mors agravata (tesis defendida entre otros por Robert Graves);
- Jesús como “Hijo del hombre” = “elegido de Dios” = Mesías = el que habla en nombre de Dios (Amén, reducto hebraico, significa “en el nombre de Yahvé”, y no “en verdad os digo” como ahora dice la liturgia…); en ningún caso, se identifica con una divinidad;
- La caridad = “amaos los unos a los otros” para acercaros al Bien.
Filon de Alejandría narraba su admiración a los Esenios "por su celo por la virtud y su amor apoasionado por el prójimo"
ResponderEliminarAl parecer el movimiento Esenio estaba formado por gente de calidad, libres de estupidez, individuos autoconstruidos capaces de llevar a cabo realidades colectivas.
"
Y todo aquello se esfumó hace milenios aplastado por dioses y salvadores
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