lunes, 11 de mayo de 2015

MEMORIAL FINAL



MEMORIA FINAL

Verdad es el tipo de mentira sin la que una determinada clase de seres vivos no podrían vivir. Lo que en última instancia decide siempre es el valor para la vida.” (Nietzsche)
Con esta sentencia firmaba Nietzsche el acta de defunción de la modernidad y abría la puerta de servicio a la postmodernidad. Nietzsche –sospechoso entre los sospechosos- esgrimía su pensamiento intempestivo, marcando un antes y un después en el pensar occidental.
En este grupo de trabajo, es precisamente esta encrucijada del pensamiento la que hemos tratado de rastrear guiados por algunos de los textos más significativos de nuestra historia.
Parménides, Platón y Gorgias nos marcaron el rumbo por la antigüedad, tanto en el saber filosófico como en el sofístico. San Juan nos introdujo en el necesario eslabón cristiano, que anclaba la Verdad filosófica a nuestra cultura. Con Marx y Freud analizamos la filosofía que es capaz de introducir elementos sospechosos en esta cadena, sin por ello romperla. Ricoeur nos había situado en la pista de esta hermenéutica de la sospecha. Y, finalmente, Foucault y Chomsky nos han permitido prolongar la polémica sobre el esencial concepto de Verdad hasta la actualidad.
La modernidad suele ser presentada como el modelo del pensar occidental. En este grupo hemos tratado de analizarla como una forma de pensar, sin duda exitosa pero en absoluto única. La postmodernidad debe ser interpretada en la misma tradición y con el mismo potencial de racionalidad. Con ella, pensar –así lo explicaba Quintín Racionero en sus clases- es:
·        Introducir la nada en el interior del concepto (“toda determinación es una negación”) porque toda determinación es provisional. Se piensa la nada positivamente; se dejan abiertas todas las posibilidades.
·        Pensar es poner en acto la libertad como fundamento: se abandona la libertad formal que si acierta es porque elige lo necesario (no hay acto libre) y si se equivoca es culpable. Ahora hay una libertad material que no es irracional sino que elige entre muchas posibilidades, todas válidas.
·        Pensar no es producir conceptos sino acometer acciones; no es algo meramente teórico.
Por tanto, finalmente, no hay ningún discurso de legitimación a priori. La verdad es un concepto plural y necesariamente contingente.
Hasta aquí lo que ha dado de sí el contenido de las sesiones. A nivel personal, el grupo ha sido realmente enriquecedor. La posibilidad de poner en común textos de filosofía con expertos en materias tan dispares (matemáticas, educación física, lengua, economía, dibujo, física y francés), ha propiciado un debate intenso, continuo y, en ocasiones, incluso acalorado, que ha dado como resultado un blog repleto de sugerentes aportaciones.
Por mi parte, ha sido un verdadero placer guiar estos debates y coordinar a este grupo de trabajo.


Lola Cabrera (coordinadora del grupo)
12 de mayo de 2015


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