domingo, 8 de marzo de 2015

PROVOCACIÓN

También recientemente he leido Provocación de Stanislaw Lem; otra joyita que me atrevo a recomendaros y de la que he extraido también un par de fragmentos muy nihilistas. Ahí van.

"Como si, al no poder matar a Dios, los alemanes mataran a su <<pueblo elegido>> para ocupar su sitio y, tras un destronamiento sangriento in efigie, autoproclamarse como el <<pueblo elegido>> de la historia. Los signos sagrados no fueron aniquilados sino invertidos. [...]la negación de Dios mediante la palabra y la ley no podía satisfacerles, se podía atacar las iglesias, pero no destrozarlas completamente: aún era demasiado pronto. Sin embargo, ahí, al alcance de la mano, estaba el pueblo que dio origen al cristianismo, y aniquilarlo suponía acercarse, en el lugar del exterminio, al máximo atentado contra Dios del que era capaz el hombre. La matanza era un acto de contrarredención: mediante él los alemanes se liberaron de la Alianza Divina. Pero la liberación había de ser absoluta, no podía equivaler al cambio de la protección divina por una protección del signo opuesto. [...] Y aunque nadie en todo el Reich lo expresara de ese modo, la impronunciable noticia sobre esta condición suprahumana constituyó una complcidad clandestina con la conjura asesina." (páginas 75-76, El genociodio. Horst Aspernicus en "Provocación", S. Lem)
"¿Qué nos queda en las ciudades abarrotadas bajo la lluvia ácida después de la muerte de Dios, de los altos ideales, del honor, de los sesentimientos desinteresados, a parte del éxtasis de señoras y señores en los anuncios de galletas, flanes y lubricantes como si contemplaran el advenimiento del reino celestial?" (página 116, J. Johnson & S. Johnson. Un minuto humano, en "Provocación", S. Lem)

Leyendo estas líneas es fácil recordar a Nietzsche: "De nada habrá servido matar a Dios si aún seguimos creyendo en la Gramática"... en la gramática del Reich o de la publicidad. Por eso nunca podría identificarse a Hitler con el superhombre y, desde luego, tampoco a ningún magnate de la publicidad.

Del mismo libro, también es evocador este otro fragmento:

"...la llamada Ley de Lem (<<Nadie lee nada; si lee, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida>>)..." (página 114, J. Johnson & S. Johnson. Un minuto humano, en "Provocación", S. Lem)

¿Os acordáis de Gorgias?...  


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