ESQUEMA
INTERPRETATIVO DEL PROTÁGORAS:
Desde
el comienzo, el sofista queda retratado como “un traficante o un
tendero de las mercancías de que se nutre el alma”, frente a lo que Sócrates
representa: el rigor en la definición de la virtud. La aristocracia
del saber frente a la democracia del logos.
Protágoras
se defiende por medio de un mito: Prometeo ha robado el fuego a los
dioses para que todos los hombres dispusiéramos de la técnica (también
la retórica) para defendernos de la naturaleza hostil.
A
partir de ahí se enzarzan en una discusión sobre si la definición de la virtud
debe ser absoluta o tiene que ser parcial; y sobre las
dimensiones que ha de tener un discurso: Sócrates pide brevedad.
Un
poema de Simónides es el objeto de la siguiente disputa verbal: Sócrates
parodia la manera enrevesada y extensa de interpretar versos por
parte de los sofistas.
Sócrates
retoma la discusión llevándola a su terreno: la mayéutica. “Sólo sé que
no sé nada”… “la mejor garantía de nuestra conducta… ¿el arte de medir o el
impacto de las apariencias?”, es decir, ¿podemos objetivar la virtud o
debemos guiarnos por lo que parece que somos?…
Finalmente,
Platón se sitúa en la idea de que la virtud es ciencia (intelectualismo
ético) mientras que Protágoras prefiere que la virtud sea objeto
de ciencia. En el primer caso, basta con conocer la definición científica
de virtud para aplicarla (de la teoría a la práctica), en el segundo, el
conocimiento puede explicar los comportamientos virtuosos (de la práctica a la
teoría). En cualquiera de los dos caso, según Platón, lo importante será definir
qué es la virtud, cuál es el comportamiento virtuoso…
¡Qué
tramposo, al final remata con lo que andaba buscando desde el comienzo:
la definición absoluta de la virtud! Ya parece haberse olvidado de que existen
distintos tipos de virtud, es decir, que quizá sea contingente. No parece un
diálogo tan aporético.
En
resumen, se trata de una explicación del intelectualismo ético de
Sócrates. La idea general de la kalokagathía como virtud ciudadana
no se traduce igualmente en la paideia de los filósofos y los sofistas.
Para el sofista, la virtud es “excelencia”, es decir, se
identifica con la realización eficaz de una acción encomendada (por ejemplo, es
“excelente” el sicario si consigue matar), sin ninguna connotación moral;
sin embargo, para Sócrates/Platón, la virtud conlleva una
intencionalidad moral porque se identifica con la definición verdadera de Bien.
También el cristianismo lo entenderá así, y pensadores como Nietzsche lo
rechazarán.
Por
ello, para Sócrates/Platón la virtud dependerá del conocimiento de esa
definición verdadera del Bien. Y, como conocer es recordar, lo que
un ciudadano debe hacer para ser virtuoso es tratar de aplicar la
mayéutica/dialéctica para conocer la acción justa (el alma racional debe
recordar la idea de Bien y Justicia). Y será la definición absoluta y no
parcial de la virtud, la que se corresponda con la esencia de la misma.
De
manera que, sí se puede enseñar la técnica/arte de la virtud (como se
cuestionaba al inicio del diálogo) pero no desde fuera, según pretenden
los sofistas, sino desde el interior mismo del ciudadano; de ahí que sea
inmoral cobrar por dicha enseñanza porque, aunque es factible, depende del
discípulo (…los psicoanalistas han terminado sacando rentabilidad de la
mayéutica). Pero primero hay que alcanzar el conocimiento científico de la
esencia de la virtud: ¿qué es la virtud?...
La demostración cientifica del desastre es el nulo interés que tenemos para descubrir la pregunta ¿qué es virtud?
ResponderEliminarYa tenemos la respuesta antes de plantearnos la pregunta. ¿Virtud? Respuesta: nos da igual. Eso somos.
¿qué es la virtud?...En "Apología de Socrates" está la respuesta
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